DECÁLOGO PARA LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA CATÓLICA Y SUS DOCENTES PARTIR DEL DOCUMENTO CONCLUSIVO DE APARECIDA
- Tomar conciencia de la peculiar y
delicada emergencia educativa y dar una propuesta de educación en valores
humanos y cristianos.
Ser
conscientes de la crisis educacional y buscar los medios de revertirla,
propiciando una sana educación en valores, los cuales sean una propuesta
distinta al predominio del reduccionismo antropológico, la violencia y la
inclusión de anti valores que atentan contra la vida y dignidad humana. Esta
propuesta debe apuntar a la felicidad del hombre en miras a su presente y a su
futuro, con beneficios personales y sociales.
- Trabajar en conjunto con la familia en
una educación integral que no sólo afiance conocimientos, sino que
promueva valores por asimilar y verdades por descubrir.
En conjunto
con los padres de familia, insistir en el auténtico fin de toda escuela, la
cual ha de ser un lugar privilegiado de formación y promoción integra. Los
valores que inserte serán confrontados e incluidos dentro del contexto actual,
sin enajenarse de él. Han de presentar “no sólo un saber por adquirir, sino
también valores por asimilar y verdades por descubrir.
- Realzar la dimensión ética y religiosa
de la cultura, para que a través de ellas la persona pueda tener
fundamentos sólidos que lo ayuden a tender hacia el bien.
Precisamente
con el fin de activar el dinamismo espiritual del sujeto y ayudarle a alcanzar
la libertad ética que presupone y perfecciona la psicología. A través de la
educación, susciten en los educandos los hábitos y la comprensión necesarios
para ser personas de bien.
- Presentar al Evangelio y los valores
que él conlleva como centro de todas las enseñanzas. Que todo se funde en
Cristo y se hable de todo cristianamente.
Impregnar del
Evangelio todas las áreas de la enseñanza, de tal manera que todo tenga a
Cristo por cabeza, explícitamente o a través de los valores que hacia él nos
llevan.
- Tener a Jesucristo como principio y
fin del proyecto educacional en todos los niveles.
Que el maestro
eduque hacia un proyecto de ser humano en el que habite Jesucristo con el poder
de su vida. Cristo ha de ser el fundamento y término de todo emprendimiento
educacional.
- Conducir al alumno al encuentro con
Cristo.
Tener como
meta el conducir al encuentro con Jesucristo vivo, Hijo del Padre, hermano y
amigo, Maestro y Pastor misericordioso, esperanza, camino, verdad y vida, y
desde él hacia la vivencia de la alianza con Dios y con los hombres.
- Trabajar por una renovación auténtica
de la educación, desde el Evangelio.
Comenzar y
vivir a cada momento una profunda renovación desde un impulso misionero
valiente y audaz. Todo ello en vistas a generar una voz profética a través de
la propia educación participada.
- Tener como prioridad el acompañamiento
de los procesos educativos, la participación en ellos de los padres de
familia, y la formación de los mismos docentes.
Por lo cual la
educación ha de tender siempre al bien del educando y de su entorno, sin
separar una realidad de la otra, para lo cual es preciso un seguimiento
continuo de los procesos de los alumnos, su realidad familiar y social.
- Consolidar a la educación en la fe, de
manera integral y como eje de todo currículum.
En todo el
currículum, la educación en la fe tendrá un lugar transversal y habrá de
presentarse de manera integral. Para lo cual han de tenerse en cuenta los
procesos de formación en pos de encontrarlos con Jesús, animar la vocación
misionera y encaminarlos en la iniciación cristiana.
- Comprometerse como comunidad educativa
en formar discípulos y misioneros a la par de ponerse al servicio pastoral
de los lugares donde esté inserta.
Como comunidad
educativa (es decir, los directivos, los docentes, los administrativos, alumnos
y padres de familia) asúmase el rol de formadora de discípulos y misioneros en
todos los niveles. Desde ese punto, se recomienda que se impulse la
colaboración a través del servicio pastoral en el sector donde esta comunidad
esté inserta. Este servicio pastoral ha de favorecer a los jóvenes, a la
familia, la catequesis y la promoción humana de los más pobres.