Primera parte
CURRÍCULUM – PPI – EDUCACIÓN EN LA FE
Al
iniciar una planificación en vistas a seguir con el proceso de
reestructuración, la Institución y su plantel docente, directivo y
administrativo será informado de las primeras medidas. La Planificación 2015 se
iniciará sentando tres bases insustituibles que nos remiten a nuestra misión
como Escuela Católica: Planificación teórica y real a través del currículum, la elaboración del Proyecto
Pastoral Institucional (PPI) y las bases para entender nuestro rol en la
educación en la fe.
1.
EL CURRÍCULUM, Miradas y
complementariedad
La
noción de currículum ha ido calando
con esfuerzo y no poca resistencia por parte de las escuelas desde hace algunas
décadas. Miguel Ángel Zabalza una definición que, a nuestro parecer, es
integral:
El
currículum es el conjunto de
supuestos de partida, de las metas que se desea lograr y los pasos que se dan
para alcanzarlas; el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, etc.
Que se considera importante trabajar en la escuela año tras año. Y por supuesto
la razón de cada una de esas opciones[1].
Sin
embargo, y ya desde su etimología y las acepciones de la palabra currículum, somos remitidos a dos
realidades cuya complejidad puede hacerlos diametralmente opuestos o
complementarios. En esta oportunidad intentaremos ver la complementariedad.
a. La mirada
teórica (planeamiento curricular): Desde su raíz
etimológica, el “currículum” era la
carrera de pistas de carroza, el cual estaba delimitado. Por ende, desde su
significado literal, dicha palabra nos habla de un camino establecido que se da
dentro de un contexto normativo, en pos de que se cumpla. Tal noción de currículum es visto como un conjunto de
contenidos teóricos desde el cual se hace difícil cualquier modificación. En la
Argentina, dicha noción impulsó al sistema educativo por muchos años, dando la
pauta a los enseñantes.
b. La mirada real
(currículo real): Apoyada en la expresión “currículum vitae” que acuñó Cicerón, la
segunda mirada nos remite a un camino más amplio en el que entra el contexto
vital con todas sus aristas y que ofrece la capacidad de elegir. Ello da pase
al currículo real, perteneciente al que se pone en práctica día a día en las
clases, en situaciones concretas. Esta mirada puede encontrar muchos
simpatizantes, pero existe también un riesgo de abrirse demasiado al
relativismo en la educación.
c.
Complementariedad: Avolio de Cols, en su obra “Los
proyectos para la educación en el aula” intenta expresar la preocupación actual
por hacer una síntesis de ambas acepciones, sin que una impere por encima de la
otra, sino que sea posible trabajar ambas de la mano.
Así
por ejemplo citará a algunos autores como Neagley Evans, que afirmará que el currículum “Es el conjunto de
experiencias planificadas, proporcionadas por la escuela para ayudar a los
alumnos a conseguir, en el mejor grado, los objetivos de aprendizaje
proyectados según sus capacidades”[2].
De esta manera conjuga ambas
acepciones, articuladas por el verbo “ayudar”: la planificación se realiza en
vistas a ayudar a los alumnos a obtener los resultados deseados desde sus
propias capacidades, es decir, contempla la libertad del estudiante e incluso
se abre a las nuevas posibilidades que podrían enriquecer el aprendizaje de los
mismos.
Finalmente, complementamos lo dicho
concluyendo que ambas miradas forman parte de una misma realidad, solo que en
determinados momentos. Se complementan puesto que se necesitan ya que no sería
posible pretender que los currículos se cumplan al pie de la letra de manera
mecánica y tampoco sería pensable un currículo tan abierto que no tenga bases
integradoras sobre las que se asiente cualquier proyecto educativo. Por ello,
Cols dirá: “Algunos autores hablan de Diseño, plan o proyecto para referirse al
planeamiento curricular y desarrollo curricular para referirse al planeamiento
curricular y desarrollo curricular para referirse al currículum real que se realiza en las aulas”[3].
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